Fernanda Neculman es oriunda de Ingeniero Jacobacci, una localidad de la línea sur rionegrina. Estudia Comunicación Social en Fiske Menuco. Pertenece al Lof Cona Torres, ubicado en el paraje Colitoro cerca de su ciudad natal, y junto con otra Lof llamada Lofche No a la Minería, luchan y difunden lo que sucede en sus territorios con los grandes proyectos megamineros.
Por Zoé Torres

“En lo personal ser mapuche en estos tiempos es tener cierta valentía, teniendo en cuenta lo que estamos pasando como pueblo, la persecución, el hostigamiento, allanamiento, criminalización” reflexiona Fernanda. Se reconoce mapuche no sólo ante las dificultades que se viven en la actualidad sino también ante la negación a la que han estado atravesadas las identidades de las personas mapuches, incluso en el seno familiar. “El ocultamiento también por parte de generaciones pasadas por resguardo, como una estrategia de sobrevivencia”, dice.
Para ella ser mapuche en la actualidad «es un ir y venir entre el aquí y el ahora, lo que nos aconteció como pueblo y cómo eso nos configura también de cierta manera, en lo que somos, en lo que reivindicamos, en los territorios que andamos.”
Las identidades mapuches
Aunque exista un discurso negador, las personas mapuches se encuentran habitando diferentes espacios, ya sean educativos, organizativos, de lucha. “Somos diversos” afirma Neculman.
Así como hay personas que crecen en familias donde se habla de la identidad mapuche, hay muchas otras como Fernanda que inician su proceso de reconocimiento cuando son adultos. Si bien siempre supo que era mapuche porque su padre le hacía saber de dónde provenía su apellido, no se crió dentro de esta cultura.
Comenzó a cuestionarse su identidad cuando salió de su espacio territorial para conocer quién era. A la primera que le habló fue a su madre. “Después conocí a una prima-hermana de ella, es una de las pocas personas que continúa levantando ceremonias en el lugar en donde estoy, con ella aprendí mucho. Di mis primeros pasos con ellas dos.”
Al cuestionamiento sobre la identidad lo puede despertar muchas cosas, esto es particular de cada une y como va recorriendo ese camino o lo que lo llevó a ello. “En ese camino te invaden un montón de cuestionamientos hacia lo interior familiar, porque de repente te encontrás con que tu mamá sabe poco pero no mucho, te enterás que tu abuelo-abuela hablaban mapuzugun, y tal vez después de muchos años interpelando a la familia, ahí recién ocurre un proceso a nivel familia de reactivar la memoria, de buscar esa memoria que es familiar, que es colectiva”.
Es un proceso que conlleva mucha paciencia, es difícil encontrar por dónde empezar y puede pasar que la familia no le de importancia o no busque cuestionar ciertas cosas por costumbre a evadir el conflicto. Encontrarse con otra gente mapuche, o con otra gente que se esté cuestionando su identidad, o con gente que ya pasó por este proceso es de gran ayuda. “En mi caso, vincularme fue fundamental en mi proceso identitario.”
El nivel de ocultamiento ha sido tal, que no siempre existieron los espacios mapuches para conocer y acompañar jóvenes: “Cuando yo empecé mi proceso de reconocimiento no había espacios propiamente de jóvenes para jóvenes mapuches. Estamos generando redes para poder trabajar en espacios más colectivos, donde puedan también ser espacios de acompañamiento y contención.”
Mapuzugun: una lengua en peligro de extinción
El pueblo mapuche ha planteado como una cuestión fundamental el aprendizaje del Mapuzugun, ya que se encuentra en peligro de extinción. “Nuestra gente que todavía queda hablante tiene un promedio de edad de 75 años en adelante. Es una cuestión urgente aprender el mapuzugun.”
Fernanda no es hablante nativa, sino que como muchos otros tuvo su acercamiento a la lengua mediante el reconocimiento de su identidad. Actualmente se encuentra aprendiendo, y participando de talleres como el realizado en julio de este año Meli Wixan Mapu We Che en el espacio Emi del Barrio Estadio, en Ingeniero Jacobacci. “Respecto a la lengua se está dando un proceso de revitalización muy grande en nuestro pueblo, hay diferentes lamngen (hermanas) que vienen trabajando en eso, hace años se viene trabajando.”
El mapuzugun es parte de la identidad mapuche: “Es fundamental para conocer nuestra cosmovisión, para poder levantarnos y hacer nuestras prácticas ceremoniales, aprender aspectos filosóficos que hacen a nuestra forma de entender y ver la vida, de relacionarnos con nuestro espacio territorial.”

La comunidad mapuche se sigue enfrentando a la discriminación racial, la violencia institucional y la estigmatización alentadas por los discursos que habitan los grandes medios de difusión.
“En cuanto a lo personal, me siento respetada pero aún quedan esos lugares donde te tenés que hacer respetar. Hay una sociedad que sigue siendo racista, por eso creo que hay que tener valentía para nombrarse mapuche.”
Fernanda Neculman