
FUENTE: Entre vuelos fugaces.
La identidad es una parte esencial para los seres humanos. Saber de dónde venimos, quiénes fueron nuestros antepasados y cuál es nuestro origen es algo que todos quieren explorar en algún momento a lo largo de sus vidas. Es por esto que no solo queremos saber sobre nuestra propia historia, sino que también nos da mucha curiosidad conocer la procedencia de los demás. Andrea Alan es profesora de Lengua y Comunicación en Lamarque, Río Negro, y se anima a contar un poco de su historia, su familia y cómo se encontró con su identidad mapuche.
Por Johana Diaz y Agustina Salari
¿Qué es ser mapuche para vos?
“Para mi ser mapuche es rencontrarme con toda una historia familiar. Con la búsqueda de mi identidad entendí primero que somos más que un nombre y un apellido, y que somos más que nosotros, que la identidad tiene que ver con una identidad e historia familiar”. Andrea cuenta que en su familia fueron privados de todo el conocimiento originario, que no hablan su lengua en su vida cotidiana y que a partir de su búsqueda, su familia también se contagió de este deseo de saber más de sus antepasados. “Es como una búsqueda constante”, agregó.
Andrea relata cómo fue reconocer su identidad como mapuche. “El inicio fue el dolor en una niña de 9 años. Yo lo tengo muy latente a ese recuerdo. Valcheta fue un campo de concentración del Ejército argentino, entonces tenemos mucha historia con respecto a eso y esa historia en la comunidad está silenciada hace siglos”. También comentó que en los actos escolares “me tocaba ser de la india, venían los españoles, mis compañeras blancas y rubias, nos clavaban la espada y nosotros junto a mi primo y otros más que hicimos la escuela juntos, éramos siempre los mismos a quienes les tocaban los mismos papeles. Me acuerdo que tenía un deseo de ponerme ese vestido grande con la peineta y ser dama antigua, pero no, tenía que ser la negra que vendía pasteles”.
Las vivencias de las infancias de las personas, marcan su carácter ante determinadas situaciones y muchas de ellas causan distintos sentimientos al recordarlas. “Una vez, en primer grado me toca ser de esta negra candombera, como se le dice, viene mi maestra, morena como yo, y me dice: “Te voy a pintar la cara”, con un carboncito; entonces yo me resisto y me sentí muy mal porque ya me ponían en esos papeles, esta piel es el color de nacimiento, ¿Más negra tengo que ser? ¿Cuánto más le van a pedir a esta niña?”, recordó Andrea mientras sonreía para ocultar su tristeza.
Con respecto a las practicas mapuches en el seno de su familia, cuenta que hay cuestiones que «pude rescatar de prácticas que mis papás nunca se habían puesto a pensar de donde venían. Ven como que esas prácticas culturales de las familias se han sostenido en el tiempo, pero se han ido transformando poniéndoles otros nombres o entendiéndolos de otra manera, proceso que pasaron todos los pueblos y las familias para poder resistir toda la violencia del estado y de las iglesias”, dice Alan
El mapuzugun es la lengua que hablan los pueblos mapuche pero mediante los procesos históricos se ha ido perdiendo: “Tenemos una lengua oral que nos ha llevado también a tener que reconstruir incluso nuestra historia como pueblo nación a partir de los escritos de quien arrasó con nuestro pueblo”. Andrea agrega que ellos no tienen comunidad como familia porque “estamos en proceso de recuperación de conocimiento y todo lo demás”
Comenta una vivencia personal muy valiosa que tuvo a inicio de año: “A los 9 años aprendí a saludar y presentarme en mapuzugun, pero jamás lo había hecho en público, y por primera vez en las aulas pude hacerlo. Fue muy valioso porque primero lo hice por mí, como que dije “Bueno tengo que dar este paso” de por qué no darme frente al mundo con esta lengua que trato de recuperar, que estoy construyendo, que me está dando palabras para vivir. Fue muy fuerte porque lo hice en la escuela y sentí un sentimiento de justicia, de reivindicación, y la recepción de mis estudiantes fue tan linda que hoy por ejemplo camino por el pasillo y me reconocen como tal, “tengo una docente que es mapuche” y lo dicen desde esos términos con mucho respeto, mucho reconocimiento.”
Reconocimiento, dice Andrea “es lo que nos ha faltado en nuestras vidas a los niños y niñas mapuches que seamos reconocidos con nuestra identidad, que no seamos banalizados, disfrazados, porque ya pasamos muchísimo por eso.”
Dos mundos
Andrea revela que se encuentra en proceso de búsqueda identitaria. “En este momento estoy en esa búsqueda, en ese encuentro con la espiritualidad y con ese conocimiento con el que me encuentro en estos dos mundos. Yo siempre digo que vivo en dos mundos: en este mundo que es capitalista, occidental, colonialista, racista, patriarcal del que no puedo negar, que estoy, que soy también eso; pero esta otra visión del mundo que me permite muchas veces, en la mayoría de las horas del día, ser otra con más placer. Una de las palabras que me representa en este momento es el placer, es un conocimiento que uno siente placer al recuperarlo, recuperar una palabra que del cual hemos sido muy despojados en nuestra existencia. Estoy en una etapa muy placentera de encontrar mi identidad, de reconstruirla.”