Hay millones de formas de habitar la identidad. En una íntima entrevista con Nuil y Millalén Carranza hablamos sobre repensar y reconstruir la identidad mapuche en nuestros tiempos, y las crisis que atraviesan al emigrar a la ciudad.
Por Joaquín Hernández y Florencia Cerda
La nación mapuche se distribuye a lo largo y a lo ancho de la Patagonia Argentina en múltiples comunidades, hacia adentro de estas se construyen lazos y vínculos a través de los que la identidad se modifica y no es igualmente autopercibida para distintos miembros de las comunidades.
¿Cómo construyen su identidad?
Nuil ーEn nuestro caso, nosotras somos personas que crecimos sabiendo que somos parte de esta nación. No tuvimos tanto un proceso de recuperación de identidad o por lo menos no de la manera “clásica”. Crecimos en un contexto de ciudad que nos provocó una identidad fragmentada contrario al ideal de crecer con una identidad mapuche. Tenemos un reconocimiento muy político de decir: sí, somos mapuche. Pero quizás no en el contexto más vinculado a lo territorial, más necesario para construir una identidad en sí. Creo que desde ahí -por lo menos yo- me identifico como mapuche.
Millalén ーPrimero que nada, el pueblo mapuche es super amplio con millones de personas que habitan lugares distintos por lo tanto, no hay una única forma de identificarse, así como los argentinos no son todos iguales. Las identidades son tan amplias como mapuches hay. Al no haber una forma de ser mapuche para algunos es algo solamente cultural: los ritos, el mapuzugun, la vestimenta; para otros pasa por una reivindicación política en contra de una sociedad racista; e incluso hay mapuches que se identifican por una cuestión más espiritual. Aun así, en mi caso es una mezcla de todo esto: Hablo mapuzugun, voy a las marchas y a las ceremonias.
La identidad no es fija ni definitiva, sino que se va creando, formando y modificando en los contextos de comunidad. Así es que en nuevos espacios, cambian y se adaptan de acuerdo al ambiente. En el caso de las migraciones de las comunidades rurales a la ciudad, se generan fragmentaciones en las identidades mapuches y resulta difícil mantener las costumbres al mismo tiempo que las obligaciones diarias.
El mapuche es mapuche siempre: así tenga una corbata, salga a bailar o trabaje en una oficina. “Para la gente que no conoce, se genera una imagen muy folclórica de la persona que habita la montaña, que habla con los árboles, y el sol” critica Millalén. En realidad, su vida cotidiana no difiere de la de cualquier otro. Así es que “en cuanto a lo espiritual tratamos de generar espacios de encuentro, ir cada tanto a algunas ceremonias y nosotras -personalmente- dedicamos mucho tiempo a la revitalización del mapuzugun (su lengua originaria).”
Por su parte, Nuil explica que en su caso particular y al mudarse a Fiske Menuco perdió su vínculo con familiares del lado mapuche: “tuve que reinterpretar esa identidad porque estaba muy apegada a esos vínculos. Siempre supe que no quería perder esa parte de mí”. Asimismo, explica que en un momento de su juventud comenzó a realizar un trabajo más activo para buscar gente y vínculos de esta zona, para no perder los lazos con sus raíces.
Ambas resaltan la influencia negativa que tuvo la escolarización en su infancia y adolescencia:
¿En algún momento sufrieron una crisis identitaria?
Nuil ーAhora de más grande y con toda la deconstrucción nos damos cuenta de que había cosas como el “indio de mierda” que quizás en ese momento lo naturalizamos o era tomado como un chiste. De todos modos creo que las cuestiones más excluyentes eran del sistema educativo formal: para nosotras fue una terrible batalla porque no cantábamos el himno lo que llevaba a múltiples sanciones y reuniones con los directivos
Millalén ーSí, la escuela no es un lugar ameno para aquel que es diferente en general, no solo en el caso de los mapuches. Las instituciones en general, que nacen como herramientas del estado, no están preparadas ni pensadas para el que es distinto
Nosotras, por ejemplo, tuvimos problemas por no cantar el himno o no izar la bandera, nos cuestionaban el por qué no lo hacíamos. Estas situaciones siguen ocurriendo y no ha mejorado, todavía hay un montón de discusiones que no deberíamos tener: aprender las vocales con A de árbol e I de indio, son cuestiones que ya deberíamos haber cambiado. Aun así no culpo a las personas, quiero creer que hacen las cosas más de ignorantes avalados por la carga valorativa institucional.
“Estamos repensando y reconstruyendo la forma que queremos darle a nuestra identidad”
La identidad mapuche se expresa a partir de 4 formas: la tierra, su religión (espiritualidad), su lengua (mapuzugun) y los ritos que realizan. Respecto a el mapuzugun, ambas entrevistadas expresan la necesidad de una revitalización de este idioma debido a que “está en peligro de extinción”. De modo que, para evitar esta situación, ambas participan de un taller en el que transmiten su conocimiento acerca del idioma a jóvenes de la comunidad.
Sin embargo, también expresan la necesidad de que se vuelva un lenguaje masivo para evitar su extinción. Por ende, no se limitan a enseñar sólo a miembros de la comunidad, sino que: “existe una cuestión vinculada a todas las personas que habitamos el territorio mapuche, en el que la lengua debería recuperarse” explica Millalén y ejemplifica: “Acá eso no sucede, pero vos vas a Paraguay y hasta el más rubio habla Guaraní”.
Por su parte, la espiritualidad se basa en diversas ceremonias que se hacen en distintas etapas del año, etapas de vida, con respecto a los roles que cumplen en la comunidad y aquellas que se realizan cotidianamente. Sin embargo, son situaciones muy complejas de explicar: “primero porque es una cuestión muy vivencial y segundo porque todavía hay muchas cosas que se están recuperando y aprendiendo” explica Nuil.
También manifiestan una traba lingüística, ya que muchos de los aspectos de estas ceremonias al ser traducidas del mapuzugun al español, caen en definiciones católicas por lo que la explicación termina siendo reduccionista. “Entonces si me preguntás ¿Qué es un Rewe? Bueno, es un altar. Pero, en realidad, no tiene nada que ver con un altar. Lo que pasa es que ustedes no conocen nada que se parezca más o menos a lo que es, entonces buscamos lo más parecido aunque no sea exactamente lo mismo. Por eso es que lo vemos tan complejo de explicar”, explica Millalén y agrega: “La espiritualidad es compleja. No es algo que se pueda explicar sencillamente con palabras. Y no es algo que nos atraviesa a todos igual tampoco: no es lo mismo preguntarle a una persona de 80 años que vive en el campo qué es una ceremonia mapuche que preguntarmelo a mi o a mi hija que tiene 8 años. No es lo mismo, porque las espiritualidades nos atraviesan a todos como personas de manera distinta”
Sí bien existe una apertura a personas no mapuches con respecto a la participación en las ceremonias, se resalta la necesidad de no espectacularizar estos encuentros espirituales. Por lo que se prohíbe el uso de celulares, la toma de fotografías o grabación en estos espacios. Millalén expresa que: “Podés venir, sos bienvenido, podés participar, podés ver cómo funciona, pero también una cosa que es re importante en las ceremonias -que pasa con la gente que he invitado y que no ha ido nunca- es que no es un show. Cuando uno va no puede ir como al teatro y llevarse una reposera, eso no. Podés ser parte sí, pero no podes volverlo un espectáculo.”




La identidad muta constantemente, la idea de que existe una sola manera de “ser mapuche” se dejó de lado y comenzó a entenderse que “hay millones de formas de ser mapuche y millones de formas de habitar esa identidad”. Nuil y Millalén sostienen que hoy se busca generar propuestas superadoras respecto a la reivindicación de la identidad distinguiéndola de lo que sucedía hace 150 años. “El planteo es: generemos una propuesta superadora. No por ser mapuche tenés que vivir en un lugar sin agua potable, no por ser mapuche tenés que vivir en la pobreza con tres chivas y esa es toda tu posibilidad de desarrollo económico, y no por ser mapuche tenés que casarte a los 12 años y tener 8 hijos”. Es por eso que es importante resaltar la necesidad de repensar cómo quieren seguir a partir de aquí.