La identidad mapuche, una construcción cotidiana, una tarea permanente

Maiten Cañicul Quilaleo nació y se crio en Junín de los Andes, estudió Comunicación Social y se define como una comunicadora mapuche que apuesta por una radio comunitaria, lejos del modelo empresarial.

Por Sofía Agüero y Mara Diaz

Maiten Quilaleo. Foto cortesía de Maitén Quilaleo.

El origen familiar de Maitén se remonta a los tiempos de la mal llamada Campaña del Desierto. Creció escuchando historias de destierro y resistencia de su pueblo. Su abuela paterna vivió en la comunidad Raquithué, ubicada al fondo del lago Paimún, hasta que llegaron los militares a las tierras y en nombre del estado argentino corrieron a todas las familias que vivían en ese territorio. Así fue como terminó en la comunidad Painefilú, con un Lamngen (hermano de pueblo). En ese lugar se crio el papá de la comunicadora, en el paraje de costa del Malleo. 

Por otro lado, su abuelo materno, también desplazado por el avance del ejército argentino, llegó a la comunidad Chiquilihuin, ubicada a las cercanías del volcán Lanín, hoy conocido como el paso fronterizo Mamuil Malal. En ese lugar conoció a la que pronto sería la abuela de Maitén.

“La generación de mi abuela nos contaba que los militares llegaban a las comunidades y en un mismo día: los bautizaban, les hacían la primera comunión, los confirmaban y los casaban, todo junto en una misma ceremonia. Esa asimilación que buscó el estado fue a los cachetazos”, aseguró la joven mapuche.

Lanin y Rucu Leufu. Foto cortesía del fotógrafo Federico Gregorio.

Sus padres crecieron con un silencio total y absoluto en relación a su idioma materno, el mapuzugun. No se hablaba en la cotidianidad, únicamente para cosas muy puntuales, muy personales, muy familiares. Sin embargo, Maitén afirmó que “Mis viejos crecieron con la conciencia política, son la generación que reivindicó nuestros derechos políticos: nosotros somos un pueblo preexistente al estado, nosotros tenemos una forma de ver el mundo.” 

Maitén remarcó que a partir de los 90’ en adelante comenzó un crecimiento en la visibilización de otros pueblos, no solo el mapuche, sino a nivel latinoamericano con todas las comunidades indígenas. Por lo que su niñez y adolescencia fueron distintas. 

“Hoy en día los jóvenes mapuches tienen un montón de herramientas al alcance que nosotros no teníamos. Pero tienen nuevos dolores, lo que pasó y lo que está pasando en Villa Mascardi, son nuevos dolores”, reflexionó sobre el desalojo en el Lof Lafken Winkul Mapu Maiten. Agregó que “Los métodos siguen siendo los mismos: los de tortura, de asimilación cultural, de racismo y discriminación, siguen siendo exactamente los mismos que los que vivieron nuestras abuelas.”

Ser Mapuche: “Mi sustento para habitar este mundo”

Maitén creció rodeada de tradiciones originarias, sus abuelas y padres le enseñaron prácticas que hoy en día mantiene. Actualmente tiene un rol tradicional dentro del pueblo natal, es parte del círculo de autoridades filosóficas que levantan las ceremonias en Junín cada año. Para ella ser mapuche constituye su forma de vivir, su sustento para habitar este mundo. 

“Yo habito mi cotidianidad y mi vida desde la forma mapuche de vivir y de pensar. Es el sustento por el que me levanto todas las mañanas, porque sé quién soy, sé que hago, sé que quiero hacer, sé porque tengo que hacer lo que hago”, profundizó la comunicadora juninense. 

Maitén en la presentación de la miniserie Inchiñ

Para el pueblo mapuche, a diferencia del mundo occidental, todos los elementos que se encuentren en el Wallmapu (territorio) conforman una red de vidas “todo escucha, todo siente, todo habla.” Por lo que el mapuzugun es la herramienta, el idioma que tienen les Che (los humanos) para conversar con todo el resto de los elementos. A modo de ejemplo, Maiten comentó: “No solo escuchamos lo que escuchamos, las manifestaciones pueden ser el viento u otros elementos como el sueño, el pewma, por ejemplo.”

Además, explicó que el lenguaje es la forma que tienen los pueblos de nombrar el mundo que les rodea “cuando hablas en mapuzugun te das cuenta que la forma de pensar es otra y cuando aprendes a hablarlo, aprendes a pensar de otra forma.” Un ejemplo que menciona es el amanecer, en su idioma no se nombra un sólo amanecer, sino que hay distintos amaneceres dado que la luz y el aire son distintos. 

En relación a la prevalencia del idioma originario expresó: “El mapuzugun como muchos otros idiomas indígenas está en peligro de extinción por eso nosotros reivindicamos que cada vez más gente tiene que hablar el idioma materno de este territorio, el wallmapu.”

El conocimiento dentro del pueblo mapuche se crea a partir de la observación por lo que el territorio es la base que constituye la forma de ver el mundo. Observan la forma de ese lugar donde habitan y a partir de eso generan conocimientos regionales y territoriales.  

Maiten junto a una de las protagonistas de la serie Inchiñ. Foto cortesía de Ailen Quilaleo


Maitén se crió en Junín de los Andes, considera que es un pueblo que tiene arraigado lo mapuche y que todavía tiene lógica de pueblo. No obstante, afirma que: “Esto no significa que no haya racismo, pero Junín dentro de todo se enorgullece de ser indio, de ser paisano.” 

Para la comunicadora, lo que hay que trabajar es sostener la identidad cultural vigente. “Hay que seguir sosteniendo nuestra identidad, por eso nosotros hacemos trabajos diversos. El tema de la radio parece una boludez, pero no lo es porque si una persona escucha todas las mañanas que le hablan en mapuzugun, no va a salir a decir “eso es terrorista”, “eso es chileno”, “eso no es de acá”, porque ya lo tiene incorporado en su cotidianidad.”

Todos tenemos una voz. La pregunta es ¿cómo nos comunicamos?

Luego de transitar unos años por la Facultad de Derecho y Ciencias de la Comunicación, Maitén retomó su vuelta a su pueblo natal y comenzó a participar, hasta el día de hoy, de la Radio Fm Che, la cual cumplió el 19 de octubre, 22 años de hacer comunicación desde el pueblo para los pueblos. Actualmente, la joven comunicadora se encuentra en el programa Mewlen Entrevistas.

Para Maitén, el trabajo que realizan en la radio y desde muchos medios comunitarios del país es dar lugar a otras voces, pero no sólo eso “Creo que todos tenemos una voz. La pregunta es ¿cómo nos comunicamos? ¿Elegimos cómo comunicarnos o nos imponen cómo comunicarnos? Creo que los medios comunitarios los gestamos los que tenemos voz y entendemos que tenemos derecho a hacer comunicación, por fuera de esas lógicas empresariales, racistas, mercenarias, coloniales, que se estructuran para que pensemos de determinada manera.”

  Marcha 24 de Marzo en Junín de los Andes. Foto cortesía de la radio Fm Che.

La radio Che es popular, alternativa y comunitaria, fue construyendo un trabajo horizontal y colectivo en la defensa de los derechos humanos, la interculturalidad, el cuidado por el medio ambiente y el enfoque de género. Con una pluralidad de voces que da lugar a las infancias y adulteces. Asimismo, Maitén precisó que la integración de la cultura mapuche se realiza de muchas maneras “con campañas de concientización, spots radiofónicos, todos los separadores diarios de nuestro programa tienen palabras en mapuzugun, la sonoridad de la radio se construye a través de la música mapuche, tradicional y nueva.”

La radio juninense también es una productora audiovisual comunitaria. Su última producción, creada por Maitén, fue la serie audiovisual, documental, mapuche, llamada Inchiñ que significa “nosotres”. Sus comienzos inician en 2018 pero recién en 2021 lograron concretar el rodaje. “Reivindicamos que Inchiñ fue una producción pensada en una radio comunitaria, en una productora comunitaria. Fue pensada desde este lugar que habitamos donde muchas veces no contamos con los recursos monetarios que cuentan otras productoras.”

La miniserie está en mapuzugun, sin embargo, Ailen Quilaleo, prima de Maitén, se encargó de la traducción.  

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