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Por Abril Baeza
Facundo Rumene inició su paso por la universidad en el 2008, a los 18 años. Llegó a la ciudad sin conocer nada, ni a nadie, solamente con la mirada puesta en perseguir una pasión. “Yo pensé en mi felicidad” afirmó orgulloso de su elección y convicción.
Nació en Junín de los Andes. Cuando era un niño de 6 años, recuerda hacerles entrevistas a sus vecinos. Luego, unos años más tarde, tuvo su primera experiencia con los medios saliendo en la radio con una transmisión deportiva. “A partir de ahí siempre supe lo que quería estudiar” comentó, siempre se vio a sí mismo como comunicador.
Sus padres decidieron que lo mejor sería estudiar en Roca, por la cuestión de la cercanía a su lugar de origen. Él también lo quería así, quería vivir solo, hacer su vida y tomar sus propias decisiones. Quería tener esa libertad de vivir, de tener aciertos, de cometer errores.
“Mi paso por la universidad me dejó experiencia, amigos, y el ejemplo de la gente como la que no quiero ser”.
Llegó a General Roca solo, no conocía a nadie: “toda la gente que vi el primer día, fue la primera vez que la vi en mi vida”, a él le resultó un cambio fuerte, que cambió su forma de ser. “Poder vivir eso, gracias a mis viejos, es lo que me hace lo que soy hoy”. Este cambio de ciudad, junto con la posibilidad de elegir lo que quería ser, le hace sentir que tiene muy poco que reprocharse por su decisión. Está muy agradecido a la vida que sus padres le dieron: “mis viejos me dejaron, y me dejan, un montón de capital cultural, y eso es parte de darme la libertad”.
“Lo mejor es la incomodidad de ir a un lugar en donde no sabes qué carajos puede pasar” afirma. Sumado a esto, su paso por la universidad también se vio marcado por la militancia, que la considera igual o más importante que una cursada. Para él, la militancia enseña cosas para la vida que no se aprenden en ningún otro lado: “para mí, es parte de hacer el ‘clic’ de dejar de ser un nene, y empezar a ser un joven, para después ser un adulto”.
“Si yo pudiera elegir una forma de vivir en el país, elegiría que todos pudieran pasar por la universidad. Creo que es uno de los mayores actos de justicia social que puede existir”.
La elección por una universidad pública no es un detalle menor. Sus padres también estudiaron en facultades de estas características: “Siempre consideraron que el ámbito de la escuela pública te enseña no solamente desde lo académico sino para la vida. En la universidad pública el título no se compra”. Cree, también, que la exigencia de estas instituciones es, y sigue siendo, superior.
“Yo viene acá a estudiar una carrera que me hiciera feliz. Yo pensé en mi felicidad, no pensé en la plata. Creo que si uno estudia comunicación no piensa en la plata. Se tiene que pensar en el oficio, en la pasión”.
Nunca se imaginó a si mismo haciendo otra cosa que no fuera comunicando. “Nací para comunicar y me voy a morir comunicando” sostiene firmemente. No hizo otra carrera antes, aunque si dudó entre Comunicación y Ciencias Políticas. Tampoco está del todo orgulloso de su recorrido por la facultad: en 2014 dejó de cursar, no terminó la carrera. “El paso por la universidad la vivo como una etapa terminada. Me cuesta proyectarme de vuelta como estudiante universitario”. La universidad le dio mucho, principalmente experiencia y amigos, lo bueno y lo malo de vivir una vida distinta, de tomar decisiones. Siente que ya la universidad le dio lo que le dio, y él a cambio le dio su tiempo.
A pesar de no poseer un título que lo certifique como Comunicador, no siente que sea algo primordial: “en la comunicación, si vos sos bueno, no necesitas el título. Es un gran problema y una gran ventaja que tiene la comunicación”. También explica que, al momento de presentarse, aclara siempre que él es bachiller con paso por la universidad. Su curriculum es experiencia pura. Actualmente trabaja en LMNeuquen como jefe de Deportes Web, y está muy contento de decir que la empresa lo fue a buscar específicamente a él de su antiguo trabajo. “Para mí, lo fundamental no es el título, sino la pasión y la entrega que vos tengas. El título no condiciona. Yo creo que lo que te condiciona es si vos tenes pasión y oficio”.
“Yo primero soy comunicador, después soy periodista deportivo”.
Tiene conocimiento del mundo por fuera de lo que pase dentro de una cancha. Le gusta el mundo político y económico, que también se ve reflejado en el deporte. Para él, el periodista deportivo está muy subestimado y dejado de lado: “es el último orejón del tarro en la consideración social y sobre todo de los colegas”. También opina que hay envidia hacia el periodista que trabaja donde la gente se divierte. “Es divertido nuestro trabajo, es entretenido, es algo lindo, agradable, adrenalínico”.
Sigue en contacto con los amigos que hizo en la universidad porque juntos construyeron recuerdos. Frente a esto, afirma que: “En la universidad se construyen recuerdos. La universidad es como una relación, por más que termines ese periodo, el recuerdo ya está construido y eso no se puede borrar”. Piensa en que la universidad te hace tomar decisiones, donde acertás o te equivocas, los errores los pagas y los aciertos los disfrutas.
También la universidad te enseña a que las cosas que haces las tenes que sentir. “Si vos no sentís lo que haces, es muy difícil que lleves tu vida adelante de una manera más o menos sana”, está relacionado a la pasión que tiene que tener el comunicador para con el oficio.








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