Por: Simón Massri
A sus 31 años, Manuel Casella reflexiona sobre su tiempo en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, un periodo decisivo en su vida, donde encontró su verdadera vocación en la Comunicación Social. “La facultad no solo me brindó las herramientas para convertirme en profesional; también amplió mi conciencia social y me ayudó a ser más empático”, señala, subrayando la trascendencia de esos años. “Fue una etapa hermosa, llena de aprendizajes y experiencias que dejaron una huella profunda en mí”.
Antes de llegar a la Comunicación Social, Manuel atravesó un periodo de incertidumbre. Probó carreras como Administración de Empresas y Planificación Ambiental, pero ninguna le dio el sentido de propósito que buscaba. “Estaba perdido, pasé por momentos difíciles y desmotivantes”, admite. Fue en 2014, al comenzar a estudiar Comunicación Social, cuando todo empezó a tener sentido. “Me gustaban mucho las materias, así que decidí intentarlo y empecé a viajar desde Neuquén capital a General Roca mientras trabajaba en un bar para costearme los estudios”, recuerda.
En 2015, tomó la decisión de mudarse definitivamente a General Roca para dedicarse de lleno a sus estudios. “Viendo en retrospectiva, fue una época llena de ansiedades, pero también muy enriquecedora, muy hermosa”, reflexiona. Los años en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales no solo le proporcionaron conocimientos teóricos; lo transformaron profundamente.
Dificultades y Aprendizajes
Su paso por la universidad no fue sencilla. Durante los primeros años, Manuel trabajaba en un kiosco para poder mantenerse mientras estudiaba. “Trabajaba cinco horas en la mañana, salía e iba directo a la facultad para luego volver al trabajo. Literalmente me dormía en clase del cansancio”, cuenta, sonriendo al recordar aquellos días agotadores. A pesar de las dificultades, nunca desistió: “Siempre fui muy manija, quería terminar rápido, pero jamás me privé de disfrutar el proceso”, añade.
A medida que avanzaba en la carrera, el ritmo comenzó a cambiar. “Al principio, uno quiere tener todo al día, pero con el tiempo se va relajando. En tercer año empecé a aflojar, y en cuarto ya quedaban algunas materias pendientes”, comenta con honestidad. Aun así, nunca perdió de vista su objetivo. “Siempre supe que iba a recibirme, aunque a veces la ansiedad y el cansancio por el trabajo se hacían notar”.
Uno de los momentos que más lo marcaron fue la toma de la facultad en 2018. “Fue una de mis primeras medidas de fuerza importantes”, relata con emoción. “Nos reunimos un montón de compañeros para exigir más presupuesto, y fue hermoso ver cómo nos apoyábamos unos a otros. Había ollas populares y un ambiente de unión increíble. Fue como un campamento, todos unidos por la misma causa”, recuerda con nostalgia.
También considera que la carga académica en la carrera es un aspecto que debería mejorarse. “Siento que la carrera está muy comprimida, con demasiadas materias por año. Eso hace difícil poder disfrutarlas plenamente”, reflexiona. A pesar de estos desafíos, logró completar todas las materias y enfrentar la tesis.
La llegada de la pandemia transformó por completo su vida universitaria. “Fue un momento de mucha incertidumbre. El cambio al formato virtual alteró la dinámica de las clases y afectó mi motivación”, confiesa. Defender su tesis en esas condiciones fue un desafío inusual. “Defenderla en plena pandemia fue raro. Estaba en el aula, pero las personas que me fueron a ver se quedaron afuera. Fue un cierre muy raro”, recuerda con una mezcla de alivio y orgullo.
A pesar de lo inusual del contexto, terminar la carrera fue una experiencia gratificante. “Pasé años esforzándome, y cerrar ese ciclo fue un logro significativo. La universidad no solo me brindó conocimientos académicos, sino que me enseñó a valorar la importancia de las relaciones y la empatía”, reflexiona.
Con el tiempo, la facultad no sólo le brindó herramientas académicas, sino que también transformó su visión del mundo. “La universidad potenció mi conciencia social y me hizo más empático. Siempre tuve un trasfondo político, pero estar ahí me permitió conectarme de manera más profunda con las realidades sociales de los demás”, subraya, destacando la importancia de esas experiencias tanto en su vida personal como profesional.
El salto profesional
Graduarse fue un logro importante, pero también marcó el inicio de una nueva etapa en su vida. Tras completar la carrera, Manuel comenzó a trabajar en el portal de noticias ANR (Agencia de Noticias Roca). “Siempre supe que el periodismo era mi camino. A pesar de las dificultades, he encontrado en este trabajo una forma de seguir aprendiendo y creciendo”, comenta con convicción.
En ANR se dedica a la redacción de noticias. “Me encanta escribir y contar historias. La posibilidad de dar voz a diferentes realidades es algo que valoro mucho en mi trabajo”, explica. Sin embargo, reconoce que el contexto del periodismo puede ser desafiante. “El sector no paga muy bien, así que siempre estoy buscando nuevas oportunidades”, añade.
Aunque no está activamente involucrado en la militancia política, sigue asistiendo a marchas y eventos relacionados con causas sociales. “Me gustaría trabajar en la comunicación institucional, pero sin dejar de lado el periodismo. Quiero seguir escribiendo y haciendo lo que me gusta”, afirma.
Mirando hacia atrás, Manuel reconoce el impacto transformador de la universidad en su vida. “La facultad me brindó herramientas que no solo me ayudaron a nivel profesional, sino también a entender el mundo desde otra perspectiva”, reflexiona. “Me hizo más consciente, más empático y más comprometido con las realidades de los demás”.
Ahora, con un futuro lleno de posibilidades, sigue motivado para continuar su camino en la comunicación. “Sigo aprendiendo y quiero seguir contando historias”, concluye, mostrando la misma determinación que lo acompañó durante sus años en la facultad.









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