Por: Joaquín Camacho
“Yo llegué un poco llevado por el desconocimiento, porque iba a estudiar otra cosa”, comenta con una sonrisa Rodrigo Sandoval, estudiante de la Licenciatura en Comunicación Social con orientación en Periodismo. “Empecé en 2015, con altibajos, pero desde ahí fue un camino que, con el tiempo, se fue afianzando más en mí”, relata.
Durante su último año de secundario, mientras estaba enfocado en Ciencias Naturales y considerando la posibilidad de estudiar Medicina, surgió una oportunidad que cambiaría su futuro. Una profesora insistió en que él y un compañero participaran en las Olimpíadas Universitarias en Neuquén, un evento que incluía charlas de orientación vocacional. Fue allí donde se enteró de que existía la carrera de Comunicación Social, que se ofrecía en su ciudad, General Roca.
“En ese momento, pensé: ‘Voy a probar’. No tenía que viajar, así que no implicaba un gasto excesivo. Tenía el apoyo de mis amigos, mi vehículo, mi vida cotidiana no cambiaría demasiado”. Con esta decisión, comenzó una nueva aventura en un terreno completamente diferente: la Comunicación.
El salto del secundario a la universidad siempre es un reto, pero en su caso, fue especialmente difícil. El miedo a no haber elegido correctamente su carrera lo acompañó durante todo el primer año. “No sabía si lo que iba a estudiar me iba a gustar, si iba a sentirme satisfecho. Fue una prueba de riesgo, como creo que nos pasa a todos en algún momento, ese miedo de que lo que estamos estudiando puede no ser lo nuestro. Pero si no lo intentamos, no lo sabemos”, reflexiona.
A pesar de esas dudas iniciales, decidió seguir adelante. “El primer año fue difícil. Las materias más teóricas, las troncales, no me gustaban, pero soy de esas personas que, si algo no me gusta, le pongo más empeño, porque si no, se vuelve el doble de esfuerzo”. Adaptarse al ritmo académico fue un reto, especialmente porque las exigencias eran altas desde el inicio. Sin embargo, decidió seguir adelante. “Si sobrevivís al primer año, seguís en la carrera”, dice con humor, recordando los días de esfuerzo.
A los desafíos académicos, se sumaron también situaciones personales difíciles. “Justo en segundo año, perdí a mi mamá. Fue un punto en el que, si no me agarraba de la carrera, no tenía otra cosa para salir adelante. Fue uno de esos momentos de mierda que todos atravesamos alguna vez con la pérdida de alguien importante”, comparte con sinceridad.
A pesar del dolor, encontró en sus estudios una manera de mantenerse enfocado y no caer. “La carrera me dio más fuerzas. En 2017, que fue mi tercer año, retomé materias, avancé en otras, y fue un cambio completo. Metí 10 materias, algunas de segundo, otras de cuarto año. Fue mucho trabajo, pero me sentí orgulloso de haberlo logrado”, explica.
Hoy, Rodrigo divide su tiempo entre su trabajo en la redacción del diario Río Negro y su rol como coordinador de la Diplomatura en Periodismo de Cultura y Espectáculo, que ofrece la UNCO. “Siempre estuve ligado al ámbito académico. Pienso que la docencia abre puertas que vale la pena explorar”, comenta. Aunque equilibrar el trabajo con los estudios es una tarea ardua, ha logrado encontrar un ritmo que le permite continuar su carrera. “Es complicado porque nunca entrás en un ritmo real. Cambiás de chip constantemente entre el trabajo, la universidad y las ayudantías”, explica. A pesar de las dificultades, tiene claro que el título sigue siendo un objetivo importante. “Es lo que formaliza todo tu recorrido y hace que todo valga la pena”.
Ha aprendido a manejar las exigencias del día a día, encontrando espacios para avanzar en su carrera sin dejar de lado sus responsabilidades laborales. “El trabajo en la redacción del diario es intenso, pero siempre encuentro un momento para estudiar o avanzar en las materias. Me resulta clave tener un balance, aunque a veces sea complicado”, añade, refiriéndose a la dificultad de compaginar las múltiples responsabilidades que tiene.
A lo largo de su trayectoria, Rodrigo ha reflexionado sobre el sistema educativo y el plan de estudios de la carrera de Comunicación. “Estamos con un plan de estudios de 2003, y muchas cosas cambiaron desde entonces”, señala. Para él, la creación de un título intermedio o técnico podría ser una solución para aquellos estudiantes que, como él, encuentran oportunidades laborales antes de completar su carrera. “Creo que necesitamos un plan que se adapte mejor a las necesidades actuales. Hay compañeros que encuentran trabajo antes de recibirse y luego les cuesta retomar. Un título intermedio podría ayudar a formalizar esos logros”.
También destaca la importancia de la actualización en los contenidos que se enseñan en la carrera. “Muchos profesores se esfuerzan por mantener sus clases al día, pero el sistema no siempre está alineado con las demandas del mercado laboral. La tecnología y el periodismo han cambiado mucho en los últimos años, y necesitamos estar preparados para esos cambios”.
A pesar de las críticas, reconoce el valor de las experiencias vividas y el crecimiento personal que le ha dado la universidad, “la facultad te da más que solo conocimientos teóricos. Te ayuda a crecer, a aprender a trabajar en equipo, a enfrentar desafíos. Es un lugar donde te formás como persona”.
Con paciencia, perseverancia y camaradería, Rodrigo ha logrado no solo avanzar en su carrera, sino también apoyar a sus compañeros en el camino. “No hay facultad que se transite solo. Los compañeros que están a tu lado son fundamentales, te ayudan a seguir adelante en los momentos difíciles”, afirma. En su experiencia, el trabajo en grupo y el apoyo mutuo han sido claves para superar los desafíos que presenta la carrera de Comunicación.
Así, Rodrigo Sandoval continúa su camino en la Comunicación, siempre con la convicción de que cada paso, cada desafío y cada logro forman parte de una trayectoria que le permitirá crecer tanto a nivel profesional como personal.









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