Por Glasiel Leal
Para Antonella Suppo, graduada en la Fadecs, su paso por las aulas fue más que un recorrido académico: fue una experiencia de vida que la transformó tanto en lo profesional como en lo personal. Entre clases, desafíos inesperados y grandes aprendizajes, comparte cómo esos años la prepararon para enfrentar el mundo con una nueva mirada.
Durante la entrevista, reflexiona sobre su paso por la carrera y cómo no sólo la transformó académicamente, sino que dejó una huella profunda en su vida personal. A través de experiencias, aprendizajes, comparte como los años dentro de la institución la moldearon como profesional y ser humano.
“Una Anto que no pasó por la facultad no sería la Anto que es hoy profesionalmente” considera la comunicadora. Para ella cada experiencia, clase, actividad áulica y los desafíos vividos en el trayecto de esos años la dotó de herramientas esenciales para su profesión: “todas las herramientas las obtuve de acá”, afirmó, reconociendo la importancia de la formación académica en su crecimiento profesional y personal.
Los recuerdos más importantes no se limitan al aula sino también a otros espacios: “La radio o las actividades dentro de las cátedras que realizamos fuera del aula, y en la sala de audio”, comenta con nostalgia. Pero lo que más atesora son los momentos entre clase: “Esos son los momentos que realmente te forman como persona», afirma, resaltando que la vida universitaria es mucho más que libros o estudiar, “es una experiencia que moldea tanto en lo profesional como en lo humano».
“La Antonella de 17 años no entendía nada, estaba en una burbuja. Llegar acá y conocer otras realidades me llevó a construir y deconstruir una nueva Anto” dice. También menciona que su recorrido estuvo muy marcado por las personas que fue conociendo en el trayecto: “Con respecto a la militancia ignoré inconscientemente los carteles, las políticas partidarias, por el hecho de que vivía en una burbuja, con el paso del tiempo y la gente que uno se rodea empieza a formar una mirada política, en los últimos años de carrera fue cuando estuve más presente en ese sentido”.
“La autopresión en ciertos aspectos fue una de mis mayores dificultades”, confesó. Uno de sus mayores retos fue la obsesión por terminar en tiempo y forma, olvidando lo que realmente importaba, su crecimiento como persona. “Con el tiempo entendí que la formación personal es lo esencial, y no solo cumplir los plazos”, reconoció. Esta perspectiva le permitió disfrutar de su proceso educativo y valorar su desarrollo, más allá de los resultados.
¿Quién es Antonella?
La licenciada en Comunicación Social con orientación en Locución es del Bolsón y decidió venir a General Roca para poder estudiar lo que tanto le apasionaba en este caso estar frente a un micrófono, pero en el camino fue descubriendo que no era lo único que le interesaba. Se recibió en diciembre del 2022 pero su vínculo con la Facultad nunca se rompió o se debilitó.
La decisión de estudiar Comunicación surgió gracias a la influencia de su padre, quien la motivó no solo a seguir esa carrera, sino también a cursar una licenciatura y salir con el carnet de “Locutora Nacional». Por esta razón, y para mantenerse cerca de su familia, Antonella eligió la Universidad Nacional del Comahue, que estaba a unas ocho horas de su pueblo natal, una distancia lo suficientemente prudente para comenzar a trazar su propio camino. “Solo tenía dos cosas claras: primero, que me recibiría y volvería a El Bolsón; y segundo, que crearía mi propia radio”, recordó Antonella con una sonrisa. Sin embargo, la vida tenía otros planes: hace dos años se instaló definitivamente en General Roca, donde trabaja en el área de Comunicación Institucional del Municipio.
El hecho de llegar desde otro lugar no hizo las cosas más sencillas. En una ciudad desconocida, sin conocer a nadie y completamente sola para dedicarse a estudiar, el desafío era inmenso. Sin embargo, Antonella contó con el apoyo incondicional de su familia, aunque fuera a la distancia. «Recuerdo que el primer día no tenía nada, pero al cruzarme con una chica que también estudiaba Comunicación, sentí que ya tenía algo, que empezaba a formar parte de este nuevo lugar. Me hizo sentir un poco más en casa”, revivió. “Al final, es la gente la que hace el recorrido más fácil y más acompañado» agregó.
“Tengo amigas que se convirtieron en hermanas”, dijo, recordando a aquellas personas que conoció en los pasillos, el Facubar y otros espacios más allá del aula. “Hay gente con la que no tenés relación al principio, pero que empezás a conocer en esos lugares”. También guarda recuerdos especiales con algunos profesores, con quienes sigue en contacto. “Me ayudaron y me dieron oportunidades para seguir creciendo. Son personas que crecen con vos, lloran con vos y se emocionan con vos”, añadió. Ese ambiente de cercanía, de sentirse escuchada y parte de una comunidad, fue clave para ella. “Éramos poquitos y eso te hace sentir más en familia, con un vínculo cercano con los profes” destacando el apoyo y el clima que vivió durante sus años de universidad.
“He adquirido herramientas profesionales valiosas y enseñanzas que me acompañarán siempre”, reflexionó. Pero más allá de lo académico, son las alegrías, las tristezas y las personas que conoció en el camino las que realmente han dejado huella. Para ella, la comunicación es un viaje enriquecedor, donde cada experiencia, ya sea positiva o desafiante, ha contribuido a su crecimiento personal y profesional. Concluye, dejando claro que su trayectoria en la comunicación es un tejido de vivencias que seguirá moldeando su futuro.









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