Por Ariela Pietrantuono
Desde antes de ingresar a la carrera de Comunicación Social, Florencia Bark participaba de distintas agrupaciones y la movía el espíritu colectivo. Sin embargo, “la impronta propia de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, siempre muy politizada en el buen sentido, con múltiples voces y mucha democracia” profundizaron su identidad militante desde el primer momento.
“Apenas ingresé me inserté en la vida política de la universidad y eso es lo que me abrió la cabeza, lo que formó quién soy hoy” enfatizó sobre cómo influyó en ella su paso por la Unco. La periodista recordó cómo ya desde comienzos de su época universitaria le interesaba participar de los distintos encuentros políticos y asambleas, tanto dentro como fuera de la Fadecs. “Tenía un interés sobre la realidad y ahí fue cuando me dí cuenta que me gustaba militar. Una vez cuando estaba en segundo año participé de una reunión en el Facubar que duró cuatro horas y pensé ‘bueno, se ve que me gusta’” contó entre risas. En contra de la creencia de que la militancia te hace perder el tiempo, Florencia siempre sostuvo que esta te hace ganar tiempo porque desde lo individual te forma y te da herramientas que muchas veces no se enseñan en las casas de altos estudios. “Te ayuda a ver y conocer otros entornos. Nosotros como profesionales intervenimos en la sociedad y a esa sociedad hay que conocerla, no podemos meter una receta de cómo hacer una entrevista o una noticia si no conocemos qué pasa” puntualizó.
Además de militar dentro y fuera del ámbito universitario, Florencia formó parte de la corriente estudiantil CEPA, estuvo en Centro de Estudiantes e integró el grupo que hacía el programa radial “La Viruta” en radio Antena Libre, en cada grupo permanentemente motivada por el trabajo colectivo. Sobre eso agregó: “siempre tuve en claro que iba a la facultad para estudiar pero también entendía que nadie se salva solo ni hoy, ni ayer, ni nunca”. Antes de empezar la universidad, estuvo en un grupo juvenil de la Iglesia católica que misionaba al interior de la provincia de Neuquén para ayudar a los pobladores. Ese espíritu social y solidario se vió reforzado por el carácter comunitario de la Comunicación: “Es una carrera que se maneja mucho en comunidad. Tenés a tus compañeros que son tus pares y los profesores de alguna forma también. Hay una cercanía grande y en una carrera así se necesita de eso”.
Destacó que durante la carrera constantemente se desarrollaban iniciativas creativas: “siempre había un proyecto para hacer, así sea un programa o una revista. Siempre había una propuesta desde las materias para llevar a la práctica lo que estudiabamos”. Remarcó la necesidad de “darle una vuelta de rosca al plan de estudios para que salgamos con más herramientas” cuando explicó que la planificación de la carrera está muy poco enfocada en la realidad práctica de la Comunicación y que no se ajusta a las necesidades laborales de la actualidad. “Obviamente la carrera no puede actualizarse año por año, pero sí pueden revisarse ciertas cuestiones que sirvan y nutran al desarrollo de la región” manifestó.
“Esos son los comunicadores que para mí valen, marcan y dejan huellas”.
Florencia reflexionó sobre las personas que más la marcaron en su paso por la facultad y habló sobre dos periodistas, dos estudiantes, que fueron para ella un ejemplo a seguir. “Sebastían Curinao me marcó por su iniciativa, su impronta de siempre estar proyectando. Era un adelantado que hablaba de streaming cuando nadie conocía que era. Era un periodista muy importante de la región y era un amigo personal, una eminencia para mí y para muchos” rememoró con nostalgia. Sebastián fue un periodista que trabajó junto a ella en La Viruta y que falleció durante la pandemia por Covid19. Ella lo recuerda como su mayor mentor: “Me enseñó a confiar en mí cuando tenía que hacer los programas de radio y me era difícil. Nos brindó herramientas a todos y además era un par”.
Otra persona que significó mucho para la comunicadora por su participación en distintos ámbitos de la ciudad, desde un partido de fútbol hasta una olla popular, fue Juan Caliani: “Juan fue un pibe que recibí cuando empezó a estudiar acá varios años después de cuando yo había ingresado. Ya lo conocía porque estábamos vinculados por la militancia en Neuquén y cuando empezó la carrera lo esperé el primer día para mostrarle la facultad. Ese día lo tengo grabado a fuego en la memoria porque él venía con su mochila cargada de sueños, de anhelos, de cosas que quería ser y que al final fue”. Para ella, los comunicadores que ayudan a las personas en distintas situaciones de la vida cotidiana dejan una impronta mucho más profunda que aquellos que, en sus palabras, se saben todas las letras del abecedario. “Fueron amigos, compañeros y amplificaron todo lo que tenían para dar, fueron personas sumamente grosas” aseguró sobre Sebastían y Juan.
Florencia habló sobre lo que representó la carrera en su vida y cómo la sigue viviendo al día de hoy. “Yo creo que mi carrera fue de descubrimientos, pasiones, una aventura de creatividad que te hace conocer mucha gente. Estas siempre en diálogo, conociendo o ayudando a alguien. Y fue construir porque nada viene dado y con nuestro trabajo aportamos mucho a la comunidad. En ese sentido también es una aventura, cada uno va poniendo ladrillos con sus notas y con lo que transmite que genera un impacto. Así la viví yo hasta ahora y se sigue construyendo, esto no se termina porque intervenimos en la realidad y esta cambia, los medios cambian, las voces cambian y nosotros tenemos que estar ahí para transmitirlo” concluyó.









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