Por Martina Marín
Milagro Reile comenzó su camino por la universidad pública en la carrera de Abogacía en 2017, pero una charla dada por docentes de Comunicación Social la hizo cambiar de parecer. “Puede que por acá haya un mundo lindo, y lo hubo”, dijo.
Oriunda de Viedma, vivió su infancia en Ingeniero Huergo y finalmente se radicó en General Roca a los 15 años. Si bien su familia le garantizó techo y comida, la vida universitaria implicó otros gastos de manera que recurrió a becas de ayuda económica. Actualmente se encuentra escribiendo su tesis pronta a recibirse como licenciada en Comunicación Social con orientación en Gestión y Producción y es parte de dos equipos de Investigación: uno del Observatorio de Comunicación y el otro en el marco del Consejo Interuniversitario Nacional. Además trabaja como ayudante alumna.
Aun cuando hay situaciones externas que la empujan a dejar de estudiar, Milagro nunca se planteó realmente en abandonar la carrera: “más allá de todo lo que va a traer a futuro ser profesional de Comunicación, me da mucha satisfacción en el hoy”, dijo convencida.
Nunca militó en una agrupación estudiantil pero sí en determinados contextos, Milagro siente que “no hay una representatividad que valga más que el resto”. En su primer año de Abogacía, la universidad atravesaba un momento de crisis presupuestaria por lo que comenzó a participar en asambleas, actividades y reuniones interclaustro. ”Mi idea de militancia tiene que ver con que todas las personas podemos opinar y que cada opinión vale”.
Desde su lugar, ya sea en los pasillos o pasando a hablar clase por clase, siempre buscó fomentar espacios de militancia tratando de incentivar a que los alumnos tomen su rol protagónico en cada lucha: “la militancia es la forma de cambiar al mundo”, aseguró. Aunque el rol de militante puede llegar a ser frustrante, Milagro dice que “si no tomamos acción en las cosas que nos angustian o molestan, nos individualizamos y eso no construye nada, en cambio sí militamos se puede llegar a una construcción colectiva”.
El paro de Comunicación Social
Uno de los problemas que en forma permanente atraviesa la carrera de Comunicación es la falta de equipos actualizados para las prácticas, sumado a que las condiciones edilicias no son las mejores, “a pesar de presentar pedidos para la actualización no hubo respuesta desde lo administrativo”. Por lo que en 2021 se convocó una reunión de interclaustro para el departamento de Comunicación en busca de otras alternativas. “En materias audiovisuales teníamos que grabar cosas complejas y no podíamos hacerlas porque solo teníamos el teléfono”, recuerda Milagro. También esto atrasaba otras cosas como, “la calidad de nuestros trabajos, no podíamos presentarnos a festivales porque no teníamos el equipamiento y no cumplía con las condiciones que te pedían”.
Entonces comenzó una organización entre la Licenciatura y el Profesorado en Comunicación Social con varias acciones de divulgación dentro de la universidad, se organizaron asambleas, convocaron a un paro de docentes y estudiantes mostrando que “lo que hacíamos como carrera tenía valor fuera de la universidad”. Después de varias asambleas se pudo presentar la emergencia edilicia y tecnológica, primero en el Consejo Directivo y luego en el Consejo Superior. “Un año después llegó una partida presupuestaria y pudimos comprar la mitad de todo el equipamiento que estábamos solicitando”.
La importancia del paso por la universidad pública.
Milagro asegura que su paso por la universidad influyó en todo, “no sólo venimos a la universidad a adquirir herramientas para formarnos profesionalmente sino que aprendemos a construir lazos desde lo colectivo”. Incluso a lo largo de su camino la universidad la ayudó a construir amistades a lo largo de la cursada, además agrega “me ayudó en muchos de esos aspectos de construir o conseguir cosas de manera colectiva y eso es algo que me llevo para toda mi vida”.









Deja una respuesta