Por Abigail Avila
Cuando Ricardo Peinado se desprendió de su tierra natal, Ingeniero Huergo, para caminar y conocer los nidos de una profesión que siempre intuyó, no solo atravesó la primera entrada, sino que fue el principio de un viaje emocionante que define como: “El comienzo de un viaje iniciático y la fascinación que eso genera, de ir abriendo mundos nuevos”.
Ricardo Peinado estudió arte dramático y locución. Inició su trayectoria universitaria en 1994, luego de haber finalizado el bachillerato. Se califica a sí mismo como una persona muy social y curiosa, así que sus actitudes le permitieron no solo ir por un certificado de estudios, sino también acercarse a materias relacionadas con lo visual y la gestión, aunque en su primer año de ingreso también incursionó. en las artes escénicas. En el ’98 se especializó en otra de las curiosidades que siempre captaron su atención: la locución
Fue inevitable para el actor recordar sus años de proyectos y logros, que fueron modificando su progreso académico. Después de sus primeros años de estudio, consiguió una pasantía en el noticiero “Cablevisión del Comahue”, en “Somos el Valle”. Su entrada al mercado laboral afectó su trayectoria: “Se me dilató la carrera, empecé a trabajar más de lo que estudiaba y no cerré el ciclo”
Ricardo Peinado manifiesta gratitud por su paso por la facultad, porque le permitió reconocer su función como agente social. “Me permitió comprender que somos en sociedad, que hay una disputa de sentido permanente y que tenemos un rol que ejercer ahí”. De igual modo, revelado por qué considera que, a través de la lente de la comunicación, se pueden conocer escenarios que quizás en la cotidianidad no percibimos con tanta claridad. “Amo esta carrera, me parece una de las posibilidades más lindas que existen. Nos da una licencia, nos habilita a poder medirnos en un montón de mundos”.
Detalló lo fundamental que fue para él, como alumno, poder involucrarse en los debates de ideas que acontecían en los diversos espacios de la facultad. Sostuvo que lo que realmente contribuye a la formación es el ejercicio de involucrarse en las situaciones actuales, tanto personales como aquellas que afectan a quienes lo rodean. “Para mí no vale la pena un tránsito por la universidad si no pasaste por el centro de estudiantes, por las fiestas de la facultad, por los amigos de la facultad, por los amores de la facultad. Me parece que hay que vivir todas las dimensiones de las etapas, y vivir eso a veces te hace no ser tan lineal en la consecución del objetivo, pero enriquece el camino”.
Es inevitable que en el ciclo académico el estudiante pase por alguna ‘evolución personal’ o se cuestione la formación que escogió. “Nunca sentí que quisiera alejarme de la carrera. A veces he sentido que me faltaba más tiempo para todo lo que me interesa. Es por ello que decidió hace dos años retomar la carrera para finalizar algunas materias pendientes.»
Así como la diversidad de intereses entre los estudiantes enriquece la formación de opinión, promoviendo una visión multidimensional y completa, la labor de guía de los docentes les permitió complementar las distintas etapas de aprendizaje. «Las clases me ayudaron a conocer aspectos de la comunicación que yo no sabía, y te van guiando en ese descubrimiento. Pero también muchos fueron guías en cómo llevar a cabo la tarea y el oficio. Fui ayudante de cátedra, y esa cercanía, el pensar temas y acompañarme también me enseñaron mucho».
Beneficiarse de todas las esferas de la vida universitaria e involucrarse de manera comprometida en los recorridos que ofrece trae consigo no solo una formación experiencial y un título académico, sino que también marca una etapa fundamental para cualquier persona que decida cruzar los portales académicos.








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