por: Samuel Urrutia
Angie Medina García tiene 26 años, nació en 1997 en la ciudad de Villavicencio, Colombia. Hace ya casi 6 que está viviendo en la ciudad de Fiske Menuco, y cursa el último año de la carrera de Comunicación Social.
Se define como una persona “bastante desprendida de las cosas”. Desde muy chica se imaginaba en cualquier lado, viviendo, estudiando y viajando. A los 20 años reunió el suficiente coraje para comentarles a sus papás que se venía para Argentina y ya era una decisión tomada. “Yo amo mi país Colombia, su cultura, sus comidas y paisajes, pero nunca me sentí llena ahí, a mí lo que me llena es viajar y conocer diferentes lugares”.
Recuerda el primer año de cursada con melancolía y lágrimas en sus ojos. “El primer cuatrimestre de la carrera me costó muchísimo, más que nada en lo social, sentía que no encajaba”. También comentó que podía notar cierta brecha cultural que había entre ella y los demás. A pesar de que hablaba el mismo idioma sentía que no le era fácil comunicarse con el resto de sus compañeros, pero el mayor desafío era poder entender a los profesores cuando explicaban los temas, causando en ella una gran frustración. “Me acuerdo que el primer cuatrimestre no me fue nada bien, por lo que lo tuve que retomar al siguiente año. Ya en el 2019 volví con otra mentalidad, más enfocada y decidida a avanzar en la carrera, y hasta ahora sigo así”.
cuando le pregunto qué cambió en su vida desde 2018 hasta hoy, responde: “En todo estos años de cursada siento que cambie bastante. Soy alguien mucho más madura. La carrera de Comunicación me ha dado las herramientas para poder crecer no solo como profesional sino también como persona. Cambió mi forma de pensar y ver la realidad. Por el hecho de ser extranjera, desconocía bastante la historia de este país, por lo que la carrera me ayudó a cuestionarme ciertas ideas preconcebidas que traía conmigo. Si bien no comparto todas las cosas, rescato que me ayudó a tener una mirada mucho más crítica acerca de la realidad social y política”.
También cambió su forma de ver el periodismo y la comunicación. Para ella, ya no es algo solo vinculado a los medios masivos, sino que se da todo el tiempo en diferentes ámbitos. “Destacaría la manera en la que enseñan en la carrera de Comunicación; más que periodistas acá forman a comunicadores para un cambio social. Siento que he crecido mucho en estos dos últimos años de carrera, ahora solo me queda llevar todo ese conocimiento teórico a la práctica y a la cotidianidad”.
Angie comenta que creció en una familia bastante humilde y de bajos recursos, por lo que cuando era chica no podía acceder a muchos libros, no contaba con televisión ni internet, por esa razón se sentía muy limitada en cuanto a conocimiento. Por eso mismo eligió estudiar Comunicación, ya que consideraba que era una carrera que abarca muchos temas. “Para ser periodista uno debe tener conocimiento en muchas cosas: deporte, política, economía, cultura, relaciones internacionales y también algo de idioma. Aparte de eso siempre quise ser corresponsal de guerra, el periodismo bélico siempre me ha interesado; debe ser por lo mismo que no me gusta quedarme quieta. El poder conocer, viajar y aprender fueron las razones por las que elegí esta carrera”.
A pesar de estar ya terminando la carrera de Comunicación, Angie considera que tiene cosas pendientes. “Mi deseo es perderle el miedo a la cámara, pero sobre todo al qué dirán. Soy una persona que le afecta mucho la crítica, y el hecho de haber cursado materias tan importantes como periodismo televisivo en plena pandemia, hace que tenga pendiente todavía superar cierto miedo a la exposición”.
En un futuro próximo se ve teniendo su propio medio de comunicación: “soy consciente que eso requiere mucho tiempo, esfuerzo, pero el tener un buen equipo con el que trabajar me va a ayudar a hacerlo posible”. “También me encantaría especializarme en periodismo bélico”, comentó.
Angie deja un mensaje para sus compañeros que empiezan la carrera: “Les diría que le pongan amor y dedicación desde el principio; no arrepentirse de lo vivido y no ver como prioridad aquéllas cosas que no necesitan esa atención. Estudiar una carrera y estudiar lo que uno ama es la principal prioridad en la vida, sin dejar de lado el cuidado mental y físico. Si verdaderamente le metemos amor y dedicación a las cosas que de verdad son importantes, podemos sacarlos de la mente el «no sé» y él «no puedo». Pensar en que se puede y que todo el esfuerzo hecho valdrá la pena”.








Deja una respuesta