El mito que se volvió leyenda

No me considero una persona supersticiosa. De hecho, jamás creí en los fantasmas o algo que se le pareciera. Cuando escucho algún relato sobre personas muertas que vuelven a la vida, me lo tomo a modo de chiste, como esquivando e ignorando el tema.

Como en todas las regiones de nuestro país, estas historias que rozan lo fantástico son moneda corriente en el Alto Valle. Cada pueblo, cada ciudad, tiene sus propios mitos o fantasmas que rodean de misterio a la región, como si se llenara de una mágica sensación de escalofrío e intriga.

Como tode universitario, mi situación socioeconómica me obliga a transitar la Ruta 22 para llegar a la facultad, ubicada en Fiske Menuco, mal llamado General Roca (historia que en otra oportunidad les contaré). Son 45 km, sin contar los pasos que tengo que hacer desde la parada hasta la universidad.

En esos kilómetros que realizo todos los días (sin contar los sábados y domingo) desde hace 4 años, comienzo a pensar en todas estas historias sobrenaturales, y hay una que enciende la luz en mi cabeza y me llama poderosamente la atención y es “El fantasma de la curva de Guerrico. Quien sabe por qué esta historia me parece tan real y a la vez tan ficcionada, pero me llena de intriga poder sacar mis propias conclusiones, aunque nunca tuve la oportunidad de llegar a la raíz del mito.

La historia en cuestión la arman varias personas, que como yo transitan cotidianamente la Ruta 22, que afirman haber visto una chica de tez blanca, muy pálida, de quizás 22 años, con una expresión macabra, que lleva puesto un vestido corto color blanco, parada en la banquina haciendo dedo.

El relato nos lleva al año 1996, cuando una joven desaparece de su hogar misteriosamente sin dejar rastro alguno. Sus padres, buscaron sin parar año tras año, sin tener pista alguna del paradero de la muchacha. Testigos aseguran haberla vista entre las chacras que rodean la zona de Guerrico.

Según algunos relatos, la joven se hace presente en las madrugadas, sobre todo en la época de cosecha, cuando la Ruta 22 se vuelve intransitable, debido al incremento del tránsito pesado.

El cuerpo de seguridad vial de Roca, certifica que se han incrementado notablemente, en los últimos años, la cantidad de accidentes en dicha curva. Lo curioso, es que la calzada se encuentra en perfecta condiciones, al igual que la iluminación, por lo tanto hay razones que lleven a pensar que dichos accidentes se deben a cuestiones sobrenaturales. En otras palabras al fantasma que merodea la curva de Guerrico.

Más allá de la imposibilidad de aclarar este misterio, he acabado por resignarme y aceptar que quizás soy más escéptico de lo que creía. Con el transcurso de los años, el relato se volvió un mito. Y cada persona que transita la Ruta 22, guarda inconscientemente una contracción con la famosa curva de Guerrico.

Por Carlos S. Maica

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