El reloj daba las siete de la tarde, el colectivo avanzaba a duras penas por la extensa ruta. La empresa se hizo responsable de todos los inconvenientes, hasta les permitió a los pasajeros que estaban cerca a su destino que se tomen un colectivo interurbano y así llegar. De lo único que no podía hacerse cargo era del malestar por la ruta que ocasionó el mal funcionamiento de la unidad y la posterior ruptura de la misma.
Esa tarde a las siete, siete y monedas, el colectivo de línea perteneciente a la empresa El Valle, quedaba varado en la parte de la ruta correspondiente a Stefenelli.
De lo que tampoco se hicieron cargo fue de las demoras, porque quienes viajaban a General Roca pudieron resolver el inconveniente rápidamente, pero quienes iban a Cipolletti o más allá, como yo, no la tuvimos tan fácil.
Perdimos tiempo, casi una hora, hasta que vino la nueva unidad. Llegamos tarde, la ayuda llegó tarde y los arreglos también.
Por Santiago Guerrero Cavalli